lunes, 28 de mayo de 2007

Javier Krahe-Valle de lágrimas



Si tuviera que quedarme con un cantautor de este país no dudaría ni un segundo en citar a Javier Krahe en primer lugar. Canciones como las suyas, tan bien escritas, son las que para mi constituyen el mejor paradigma de lo que es un texto de autor. Canciones que además tratan de los más variados temas y que son abordados por añadidura desde una perspectiva escandalosamente personal. Lo bueno es que, como los buenos caldos, Krahe va mejorando con los años; es decir, que es de esos raros -rarísimos- artistas que siempre tienen lo mejor por crear porque a cada nueva obra se revalorizan. Así es que, el disco que voy a comentar -el primero- ha de verse como un sabroso vino joven, ornado ya con poderosos aromas y sublimes sabores, pero que todavía no ha llegado a la perfección de un reserva o gran reserva de cualquiera de nuestras increíbles denominaciones de origen.

1.- Villatripas
2..- Don Andrés octogenario
3.- El lirón
4.- La hoguera
5.- ¿Dónde se habrá metido esta mujer?
6.- El tío Marcial
7.- Raúl
8.- San Cucufato
9.- La oveja negra
10.- Marieta

Javier Krahe hace al revés que el resto de músicos, y así, cuando llega el verano, en lugar de patearse el país haciendo bolos, él, que ha hecho los que tenía que hacer en invierno, coge y se va de vacaciones. Buena política, sí señor. Vamos que si la mayoría de los músicos se comportan como cigarras, va Krahe y nos sale hormiga... hasta para esto es listo el tío. Debió de ser, por tanto, en Zahara de los Atunes, y en verano, cuando Javier preparó junto a Alberto Pérez (cómplice mandragoreño) y Fernando Anguita (contrabajista) las canciones de "Valle de lágrimas". Por cierto que estos dos músicos resultan fundamentales para la grabación del disco. El segundo porque con su contrabajo lleva el peso rítmico de las canciones dada la ausencia de percusiones. El primero, Alberto Pérez, porque además de ser el guitarrista -excelente guitarrista por cierto- se encarga de los fantásticos arreglos del disco. Debo confesar que desde que escuché disco cuando se publicó allá por 1980, ya llamaron mi atención. Que si un kazoo por aquí, un cello por allá, un clarinete por acullá, un trombón, una armónica, un oboe, una segunda guitarra, una flauta, etc, vamos una abigarrada paleta de sonidos, siempre elegantes y oportunos al tema que se canta.

De las canciones me gustaría llamar la atención que aquí todavía no encontramos al actual Krahe, formalmente impecable, "pluscuamperfecto" tanto en rimas como en métrica. En este disco la métrica brilla por su ausencia (tampoco importa demasiado por supuesto) e incluso pese a que las rimas consonantes son muy buenas, nos topamos con algún que otro desliz: "Venus/menos" en "Villatripas" o "práctico/plástico" en "El tío Marcial". Sin embargo, en cuanto a contenidos, las canciones hablan por sí mismas de su maestría. Por ejemplo, "Villatripas" es una historia divertidísima y muy socarrona. "La hoguera" un emocionante y relajado anatema a la pena de muerte. "¿Dónde se habrá metido esta mujer?" una cómica burla -y una crítica magnífica- al machismo cutre que, hoy por hoy, todavía tienen que sufrir muchas féminas. Y qué decir de "Don Andrés octogenario" en mi modesta opinión, una de las mejores muestras de humor negro que se han escrito -sino la mejor- en español; de hecho no solamente es mi canción favorita del álbum sino una de mis favoritas en general, y a mi edad ya he escuchado unas cuantas...

Krahe, partiendo de este primer disco, con los años, ha llegado a un punto, en que además de escribir de forma maravillosa y con gran ingenio, trata tópicos que casi ni lo son, porque casi nadie los trata y que, cuando él lo hace, siempre es desde un punto de vista propio y muy peculiar, y se nota que con mucha enjundia detrás. En definitiva, que en él se aúnan -perfiladísimos- dos rasgos muy difíciles de ver juntos en un autor, como son la forma y el contenido; y es que, normalmente, el que escribe bien suele no tener nada interesante que contar, y viceversa, el que narra muy bien suele fallar en el estilo. Pero Krahe pasa esta prueba del algodón cum laude. ¿Para cuando un doctorado honoris causa para él?.

abuineitor

1 comentario:

Fran dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Krahe es uno de los más importantes cantautores que tenemos, creo que no está valorado por el gran público en su justo término. Algún día en los colegios, tratarán a Krahe en las clases de literatura y dirán de él "era el Quevedo que cantaba".