jueves, 30 de octubre de 2008

Estación Norte-Estación Norte



Volviendo a darle la razón a mi querido amigo Víctor Alfaro, cuando dijo –acertadamente por supuesto- que esta era la bitácora de los discos perdidos; razón que yo le había querido quitar en el comentario de Rebeca Jiménez, pues, una vez más, y para regocijo de Víctor, voy a comentar un disco difícil de encontrar aunque no imposible.

Estación Norte publicaron este disco, primero y único, en 1999, tras haber participado en el mítico disco colectivo “Cantautores: La nueva generación” con un par de canciones. El grupo integrado por Nerea Sáenz, Carlos Aguado y Gabriel de San Juan, entregó al juicio del público y de la crítica este trabajo que yo encontré algún tiempo después de su publicación, por casualidad, topándome con él en los cajones de cartón de una pequeña tienda de discos madrileña. Debo confesar que, como no tenía ni idea de quienes eran, pues compré el disco por dos razones muy poco románticas: primero porque era muy barato y segundo porque me parecieron muy agradables esos tres rostros sonrientes de la portada, así de sencillo.

Aunque de lo que cuento parece deducirse que el grupo ya no existe, es preciso indicar que actualmente Nerea y Carlos Aguado siguen con un proyecto común similar, solo que han cambiado de nombre. Ahora se hacen llamar Marte Menguante. Realmente del grupo apenas sé nada, que han hecho canciones para alguna serie de televisión... que Nerea no es de Madrid, sino del País Vasco, aunque esté afincada en la capital de España; y bueno, a Carlos Aguado sí que le conozco algo más, puesto que le he visto tocando la guitarra muchas veces, con la elegancia y eficacia que le es inherente, con Luis Felipe Barrio y Matías Avalos.

Volviendo al disco, es de notar la producción “bipartita”, pues, por un lado, la mitad de las canciones cuentan con la buena mano del maestro José A. Romero, y por otro, la otra mitad cuentan con la notable producción de Luis Gómez Escolar y Juan Ignacio Cuadrado. Y entre los músicos, por ejemplo, es digno de mención Fredi Marugán, que ha tocado con muchísima gente y en la actualidad está con Ismael Serrano; y también Paco Bastante, Andreas Prittwitz, Tino di Geraldo… sólidos músicos todos ellos curtidos en cientos de batallas musicales. A pesar de las dos producciones encargadas a productores diferentes, misteriosamente, el disco guarda una unidad de sonido que, para nada confunde al oyente, sino todo lo contrario, le hace disfrutar de una fluida coherencia sonora, incluso pese a que la inclusión de algunos instrumentos menos habituales pudiera hacer pensar lo contrario. Quizás eso se deba en gran medida a méritos del propio trío, con la encantadora sencillez de la voz, levemente nasal, de Nerea, siempre presente, o los juegos vocales que rondan todas las canciones del disco.

Es un disco de esos que tienen como rara y principal virtud, que pueden, casi me atrevería a decir que deben, ser escuchados en esas tardes lluviosas otoñales o invernales; en una habitación vacía de gente, con una buena taza de café o de té caliente entre manos, y, a ser posible, con una amable chimenea encendida. Bebidas las canciones a tragos largos e intensos, acercándonos de cuando en cuando a la ventana para contemplar -lánguidamente- como la gravedad cumple escrupulosamente su adusta ley, con las acuáticas perlas que caen de un cielo lóbrego hasta la calle o la tierra. Estoy convencido de que, en este sentido, esta música debe poseer algún tipo de propiedades curativas; tras una escucha así uno sale como mínimo fortalecido en su salud, física y mental.

¿Mis favoritas? Pues “Ojos tristes” distinguido ejercicio de pop de autor y “Tierra” delicada y hermosa tonada a las raíces de Nerea.

Canciones:

1.- Especie suicida
2.- Frío
3.- Cinco días de invierno
4.- Madrid descansa
5.- Ojos tristes
6.- Canción para volver
7.- Donde florecen los sauces
8.- Jugando
9.- Tierra
10.- Puertas blancas
11.- Sin pijama
12.- Letanías del desamor
13.- Especie suicida (acústica)




abuineitor