lunes, 24 de septiembre de 2007

Joan Baptista Humet-Solo bajé a comprar tabaco



“Ay, señor compositor
que ha vuelto del olvido
¡Qué puede haberle
convencido, si no es amor!”


Voy a hablar del que, probablemente, es uno de los discos más importantes para mí desde un punto de vista sentimental, no tanto por su contenido sino por lo que representa. Podría decir que las canciones de Joan Baptista Humet han ido conmigo toda la vida.

Humet siempre ha sido un cantautor especial, distinto, de la misma manera que el resto de cantautores nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida despertando la conciencia social, él era otra cosa, porque no solo hacía esto, sino que además iba despertando nuestras conciencias como personas, como individuos aislados dentro de una sociedad difícil. En su disco “Aires de cemento” él cantaba a “Un barrio” que era como mi barrio, donde yo viví mis primeros años y mi adolescencia. Nadie cantaba en aquellos momentos a un barrio de trabajadores de la periferia, donde a veces aparecían pintadas de carácter político que eran borradas inmediatamente, donde la gente luchaba por sobrevivir en el día a día.

Se retiró de los escenarios en 1986, y ahora este disco ha representado su vuelta al mundo de la música. Su vuelta, igual que su retirada, ha sido por voluntad propia. Pienso que ha vuelto porque un cantautor no puede dejar de serlo nunca, como expone muy bien en su primer tema “El Regreso”. Creo, además, que lo ha hecho por darnos esa satisfacción a sus seguidores, muchos de nosotros hemos estado encima de él durante mucho tiempo, pinchándole continuamente para que volviera.

Y regresó con este disco en Noviembre de 2004, lo presentó en la sede de la SGAE de Madrid, delante de unos cuantos de sus admiradores mas cercanos. Un acto muy emotivo que nunca se me olvidará. “Solo bajé a comprar tabaco” es una especie de saludo a quienes hemos estado esperándolo, 18 años no son nada, solo fue a comprar tabaco y ahora ha vuelto. Este disco fue grabado en Barcelona, producido por el propio autor, publicado por Validance, y distribuido por Actual Records. La letra y la música de todas las canciones es de Joan Baptista Humet y los arreglos y la dirección musical de Josep Mas “Kitflus”.

El trabajo comienza con “El Regreso”, canción con la que Humet intenta explicar (o explicarse a si mismo) por qué un cantautor lo deja todo y desaparece, y por qué un día decide volver. Esta canción dice mucho de su autor, es su historia y son sus motivos. Pero para mí es mucho más, porque Humet describe en ella la esencia de un cantautor, porque estoy convencida de que ser cantautor es una forma de vida y no una profesión. A Humet “De pronto un cable se le cruzó/ ante aquél vértigo repentino/ cerró la puerta del camerino/ tiró la llave y desapareció”. Pero quien nace cantautor siempre lo será, aunque se quede callado, aunque desaparezca de la vista del público, así que “un día vino a reconsiderar/ si algunos cambios no estarán prohibidos,/ si uno no es mas que lo que siempre ha sido/y ya no hay forma humana de escapar…”

No ha incluido ninguna de sus canciones clásicas, todos los temas son nuevos, pero en este disco, Humet demuestra que es el mismo que era, sus temas siguen representando lo que fue y lo que será siempre, una persona preocupada por lo que nos rodea cotidianamente, por lo que nadie quiere ver. Quien si no Humet podría retratar de una forma tan certera, mediante una canción, a la gente que tiene que venderse para sobrevivir, a la marginación, a los que están en la calle buscándose la vida como pueden. Le canta a un “Chapero de Fuencarral”, a quien trabaja en un bar de alterne “Para Aurora”, a un “Cantor callejero”, que tuvo un hogar y lo perdió por el camino. Humet siempre le ha cantado a quien no tiene voz, su principal éxito de público y por el que todo el mundo lo recuerda es “Clara”, donde cuenta la historia de una joven hundida por la heroína, un hecho muy frecuente en los años en que la compuso. Y dentro de esta tendencia quiero citar “Dama de una noche”, “El travesti”.

También ha sido habitual en su carrera cantar a su entorno, a su familia, a sus amigos, a sus experiencias personales, aquí incluye “Dentro de nada”, “Seda”, “El jugador”. Algunas de las canciones de la discografía de Humet que más me gustan van en este sentido, entre ellas algunos de sus temas mas conocidos “Terciopelo” “Gemma”, “Rodando, rodando”, “Su majestad”.

Y como no podía ser menos, una de las facetas de la canción de Humet que me entusiasma especialmente, es aquella en que el autor se vuelve hacia si mismo, yo diría su aspecto más intimista, aquí incluiría algunas de mis preferidas: “El Regreso”, “Quién tiene un sueño” y “Me paga ya la vida”. También en esta línea van algunas de las canciones históricas del artista y que le hicieron muy popular, como “El Invento”, “Solo soy un ser humano”, “Que no soy yo”.

Y muy a mi pesar, aquí me quedo, lo hago con una estrofa de “Me paga ya la vida”:

“Cuantas veces creí que ganaba si competía
y pasaba al que iba unos metros delante de mí.
Cuantas veces negué que viviera a la defensiva
y viví atenazado, hasta el día que reconocí
que no hay combate ni enemigo,
es contra mí que voy herido.”


Canciones del disco:

1. El Regreso
2. Cantor callejero
3. Dentro de nada
4. Seda
5. Chapero de Fuencarral
6. El jugador
7. Amigo corazón
8. Ay, mi bien
9. Quien tiene un sueño
10. Para Aurora
11. Me paga ya la vida
12. Hoy te vuelvo a ver

María Gracia Correa

jueves, 20 de septiembre de 2007

Quique González-Personal




Voy a empezar contando una pequeña historia, que como toda buena historia que se precie tiene visos de ser falsa.

A eso de principios de los años sesenta en USA una nueva generación de cantantes folkies (sí, la de Dylan) irrumpe en el panorama musical del ya por entonces mundo globalizado en que vivimos. Recogiendo el testigo de Pete Seeger o Woody Guthrie además de caracterizarse por poseer inquietudes literarias, revitalizan el folk. Hasta el punto de arrastrar con ellos a los viejos y olvidados bluesmen que ahora, es decir, en los sesenta, son recibidos como maestros con todos los honores (Son House, John Hurt, etc). Por aquel entonces la juventud globalizada anda también enloquecida por el rock’n’roll edulcorado de los grupos beat con mucho ritmo y muchos flequillos, pero poca enjundia en los textos. Seguramente a muchos se les pasaría por la cabeza que el que consiguiera aunar el ritmo y la fuerza del rock con unas letras más elaboradas y menos banales, como las de los singer-songwriters, lograría algo grande.

Posiblemente eso debió pensar Dylan cuando se electrificó, y, eso debieron pensar –afortunadamente- los mismísimos Beatles que desde que empezaron a escuchar al americano empezaron a merecer la pena. Y esto mismo debió de pasar por la cabeza –ya en nuestro país- de Joaquín Sabina cuando cambió el modelo folk Hilario Camacho de su estilo por el de Miguel Ríos (y esto último es conjetura) aunque manteniéndose fiel a sus letras. No obstante, para mí, tanto Dylan como Sabina no dejan de ser unos intrusos en el mundo del rock y creo que ellos lo saben. Por tanto la vacante en el trono de cantauroquero (valga el término) seguía sin tener nombre y apellidos hasta que llegó el bueno de Bruce Springsteen y se hizo con el poder sin problemas de un reino que en realidad no existía. Pues bien, según yo lo veo, en España a día de hoy, es Quique González quién puede reclamar sus derechos reales del auténtico y más genuino cantauroquero patrio.

Tiene Quique, como su compañero y colega Carlos Chaouen, la rara habilidad de escribir de tal modo que parece que no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo en una sola canción. Son textos que resultan tenuemente oscuros pero eso forma parte de su encanto, de su misterio. Desde luego donde no hay concesiones es en el aspecto musical: desde la foto de la portada de éste su primer disco en que Quique se deja fotografiar con mi guitarra favorita: una Fender Telecaster, del 78 para ser más precisos, hasta el desfile de instrumentos que engrosan el fondo de armario de cualquier roquero de pro (guitarras acústicas y eléctricas, batería, bajo eléctrico, órganos, piano, armónica, amplificadores guitarreros…). Y para aliñar toda esta ensalada cuenta Quique en este debut con la producción de Carlos Raya, productor y músico roquero y guitarrero curtido en innumerables batallas musicales. Sin embargo, al hablar de este álbum no podemos olvidar que fue de la mano y gracias a la amistad de Quique con Enrique Urquijo (Secretos) como llegó a poder grabarse según tengo entendido. Por cierto que con éste comparte estilo en su modo de cantar así como de otro ilustre personaje de la misma generación de los años ochenta: Antonio Vega.

Canciones:

1.- Personal
2.- A veces se me olvida
3.- No te arrepientas
4.- Conserjes de noche
5.- Cuando éramos reyes
6.- Músico de guardia
7.- Se nos iba la vida
8.- De tanto que lo intenté
9.- Con vistas al mar
10.- El contestador
11.- Fito

Una ópera prima, publicada en 1998, que es, como su propio nombre indica, personal. Muy personal en realidad, porque el protagonista de las canciones suele ser el propio autor; hay excepciones claro, como “Fito” dedicada al músico argentino Fito Páez creo. Pero yo destacaré la canción que más me gusta porque me pone a cien por hora cuando la oigo: “Conserjes de noche”. Un canto arpado y agonal dedicado a la nostalgia de un amor urbano, demasiado urbano, por bromear un poco con Nietzsche…

“Tu siempre estabas dispuesta,
es domingo por la tarde
la suerte es una ramera de primera calidad
y los conserjes de noche
cuidan de los hostales
y todas las camareras que quisieron escuchar.
Es una historia que se escribe en las postales
con la necesidad de madrugar los lunes.”


abuineitor

martes, 11 de septiembre de 2007

Rodrigo-Todas sus grabaciones



RODRIGO-Todas sus grabaciones (1975-1987)

Este cd resume (salvo porque acaba de publicar un trabajo nuevo) la obra del más dylaniano de nuestros cantautores, con permiso, eso sí, de don Andrés Calamaro, aunque en realidad es al revés. Una voz y una manera de escribir muy personal caracterizan el estilo del maestro Rodrigo García Blanca, el más refinado –escribiendo- a mi modo de ver de los “cuatro magníficos” CRAG, o, lo que es lo mismo: Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Es una bendita maravilla y un prodigioso milagro que a día de hoy exista en España una discográfica como Rama Lama que reedita discos tan raros e inencontrables como los que forman parte de esta publicación. Al mismo tiempo, me quejo de lo poco que esta discográfica se esmera en reproducir las ediciones originales, las portadas, de estos discos, sobre todo teniendo en cuenta que los potenciales y actuales compradores de su catálogo somos más coleccionistas que consumidores de música. Pero bueno, bien es verdad que siempre incluyen un texto informativo escrito por especialistas que resulta un complemento estupendo al contenido musical.

Este cd consiste en la reedición de nada menos que tres lp’s o long plays como se decía cuando yo era adolescente, de Rodrigo. Así, el primer cd (pues es doble) está dedicado a “Canciones de amor y sátira” de 1975 y el segundo a los discos “Rodrigo” y a “Solera reservada” de 1980 y 1987 respectivamente. Como fácilmente se comprenderá y dada la diferencia de años, las grabaciones resultan harto diferentes. La primera, es decir, el primer disco, es contemporáneo precisamente del mítico “Señora azul” de CRAG y goza de una similitud de sonidos con éste, no siendo parecido en cuanto produción, por cuanto, según yo lo veo, se echa de menos la mano de Rafael Trabucchelli. No obstante, algo queda del sonido Trabuchelli puesto que los fondos orquestales los firma Miguel Ramos que era precisamente el organista que solía trabajar con el genial productor italiano. La segunda apareció al principio de los “movidos” años ochenta y goza de la elegante producción de Joaquín Torres, de quien tengo excelentes referencias en mi discoteca por el “Subir, subir” que produjo también por aquellos años a Hilario Camacho, o por haber producido a Enrique Urquijo o a los increíbles 091. Finalmente “Solera reservada” aparece como consecuencia lógica de una revitalización de los CRAG a mediados de los años ochenta en los que como grupo editarán dos discos de sutil y quintaesenciado pop de autor para adultos o jóvenes con más de dos dedos de frente.

Temas:

Cd 1

1.- Victoria
2.- Don fulano de tal
3.- Ana
4.- Quiero que seas mi dama
5.- El leñador
6.- El gato
7.- Y así, mi amor
8.- Vete tranquila niña

Cd 2

1.- Laura
2.- En el sofá
3.- Doña Josefina
4.- Niña Luisa
5.- ¿Adónde vas Pilar?
6.- Una canción mientras tu duermes
7.- Rondar la madrugada
8.- Charo
9.- La abuelita Berta
10.- Déjame deshacerte la cama
11.- Solera reservada
12.- Amor primero
13.- De casamiento
14.- Cuarto menguante
15.- Boceto
16.- Canción del Atlántico
17.- Fiona
18.- Sellado en el secreto
19.- Fiesta de Carnaval
20.- Sortilegio de muerte


Rodrigo puede que sea el cantautor que más canciones a dedicado a mujeres y concretamente a mujeres con nombres propios: Victoria, Ana, Laura, Josefina, Luisa, Pilar, Charo, Berta y hasta Fiona, hala, como la princesa de Shrek. Esto hace que, junto a su delizadeza a la hora de escribir e interpretar, resulte uno de los más románticos y sentimentales autores que tenemos. Desgraciadamente parece que en este país no tienen la repercusión que merecen no ya discos, sino carreras artísticas tan sobresalientes como la de Rodrigo. Lo que si viniera de cualquier autor anglosajón de sexta categoría sería objeto de reseñas, promociones y comentarios elogiosos, y por supuesto conciertos a mansalva –aunque nadie se fije, ni siquiera los plumillas, en los contenidos de lo que canta porque no importa, si es en inglés estará bien- en nuestra tierra, aun siendo jamón de pata negra, es disfrutado por minorías dentro de minorías. En fin...

Me gusta especialmente el disco homónimo del autor porque además de que es de las tres mi producción favorita, creo que es donde Rodrigo está más comedido y equilibrado en su voz, lejos de los guiños dylanescos de la época de “Señora azul”. Además, en este disco todavía no se ha contagiado de ese sonido más nuevaolero de su siguiente propuesta, que incluye ritmos jamaicanos y canciones más pop (aunque eso sí con un pasodoble procelibato incluido cual rara avis) y arreglos de guitarras y teclados henchidos de blanca palidez y desvaída suavidad sonora. Lo mejor, sin duda, los textos, con ese estilo pictórico tan característico y tan único de Rodrigo y esto vale para los tres.

Me cuesta decir esto pero se trata de unas grabaciones de culto de un artista de culto. A ver si en breve pasara un ángel por España y trastocara las cosas y aunque Rodrigo siguiese siendo un cantautor de culto, gozara por lo menos del mimo y el reconocimiento que merece, como merecen muchos otros ilustres olvidados en nuestro país...

Y, por supuesto, los que no lo conocían y lo descubran por vez primera, disfrútenlo, no se arrepentirán.

abuineitor