domingo, 24 de junio de 2007

Andres Calamaro-Alta suciedad




Siguiendo el hilo del comentario escrito por Antonio Gómez sobre Carlos Montero y los cantautores que emigraron a nuestro país a empezar o recomenzar una carrera artística me decido a escribir éste. Y es que es un buen ejemplo, quizás el que mayor éxito ha logrado dicho sea de paso, de carrera retomada en España, por un artista foráneo. Corría el año 1990 cuando Andrés Calamaro hace las maletas para venirse a Madrid en gran medida huyendo de la hiperinflacionada situación económica de Argentina. Al llegar aquí, se une a Ariel Rot, argentino como él y ex_Tequila, a Julián Infante, otro ex_Tequila, y a Germán Vilella, para formar el popular grupo de rock Los Rodríguez. Aunque el origen del grupo es previo, creo. Recuerdo que por aquellos años –quizás un poco antes- Julián, a quién tuve la suerte de conocer, me invitó, y al grupo en que yo tocaba entonces, a un concierto de varios grupos al aire libre en que iba haber participado él, pero justo ese día venía Ariel Rot de Argentina en avión y Julián se fue a buscarle (estaba muy ilusionado con verle porque hacía mucho que no lo veía) y al final no aparecieron ninguno de los dos.

El caso es que tras unos años de gran éxito el grupo se separa y Andrés, que ya había grabado varios discos en solitario antes de venir a nuestro país, vuelve a grabar de nuevo con su nombre, lo que, en rigor, se puede considerar su primer disco en solitario en España. Sin embargo, la grabación del disco, no se llevará a cabo aquí; se hará a caballo entre Nueva York, Nueva Jersey y Miami, con el productor de Los Rodríguez , Joe Blaney, y con músicos negros curtidos en grabaciones de Aretha Franklin, Tom Waits, John Lennon, etc. Así pues, éstos, imprimirán su sello y su natural alma negroide, musicalmente hablando claro, a la bigarrada propuesta de Calamaro, lo que hace que sus canciones a ritmo de funk y de rock, de zydeco y soul, rumba y tango, reggae y psicodelia, folclor y tex-mex, cobren una extraña unidad y coherencia, gracias a su labor y a la característica voz de Andrés, omnipresente.

Temas:

1. Alta suciedad
2. Todo lo demás
3. Donde manda marinero
4. Loco
5. Flaca
6. Quién asó la manteca?
7. Media verónica
8. El tercio de los sueños
9. Comida china
10. Elvis está vivo
11. Me arde
12. Crímenes perfectos
13. Nunca es igual
14. El novio del olvido

Personalmente creo que de los que he oido hasta la fecha, este es el mejor disco que ha parido. El sonido se erige como una torre enladrillada con exóticas delicias y la dignidad y la clase de las canciones no decae jamás. Desde “Flaca” ese homenaje a su admirado Dylan (por no hablar del aspecto del cantautor en la portada y fotos interiores cual Dylan de los años setenta) pasando por la hermosa, poética y triste “Media verónica” o la irónica ranchera-blues de “El tercio de los sueños” hasta la fina joya, el delicado tesoro del disco que, para mi gusto constituye “El novio del olvido”, este es un cáliz musical del que se apura hasta la última gota sin darse uno cuenta. Mención aparte merecen las apariciones estelares de Palito Ortega (sí, el de “la felicidad oh oh oh oh...”) o del profesor universitario y afamado conocedor del mundo cultural de las drogadicciones Antonio Escohotado (por cierto que fue profesor mío, un tipo muy interesante) que se marca una larga parrafada locutada sobre un pastoso reggae de casi ocho minutos.

Ya dije que hasta la fecha para mí es lo mejor que ha hecho Andrés. Un cd que satisface plenamente tanto al cantautor que creo que hay en mi, como al rockero que me identifica. Un disco irrepetible y que creo contrasta -para bien- con lo que en los últimos tiempos ha hecho, volcado como está en el universo de las versiones de clásicos a las que siempre ha sido tan aficionado (comentábamos mi amigo Alejandro Romano y yo que no a todos les ha gustado mucho sus revisiones de canciones tan populares, más de un argentino ha debido decirse así mismo aquello de “si el Polaco Goyeneche levantara la cabeza...”). Pero bueno, pese a todo, sigo pensando que todavía puede superar este gran disco “Alta suciedad”. Talento y sabiduría le sobran, sin duda...

abuineitor

jueves, 21 de junio de 2007

Joan Isaac-De profundis




“De profundis” es el último disco, por el momento, de Joan Isaac. Su título hace alusión a la obra de Oscar Wilde, y como en esa obra, Joan Isaac hace en su trabajo un repaso sobre la condición humana, en toda su amplitud. Todas las letras y las músicas están compuestas por él. El disco está realizado en formato de Digipack; los músicos que lo acompañan son de primer orden, y la fotografía es de Juan Miguel Morales, que como retratista de cantautores es único, muestra de ello es su libro “Retratos de cantantes”, editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

La traducción de los textos ha estado a cargo de un poeta y escritor gaditano, José Manuel García Gil, que a modo de presentación del disco escribe un prólogo titulado “Verdad y Experiencia”. Lo que se expresa en esta introducción refleja la genuina personalidad de Joan Isaac:

“…..En la vida diaria ocurren siempre cosas, pequeñas historias, a veces cataclismos, alguien muere, uno se condena o se redime de una culpa, nos encontramos solos en la orilla de una ciudad de la que nada sabemos todavía. La fragilidad, el amor en la rutina, la muerte de un amigo, el frío del tiempo o el paso del invierno. De esas pequeñas historias está hecha la música de Joan Isaac, lo estuvo en esencia desde siempre, desde aquellas primeras canciones militantes de hace muchos años. Ellas son la columna vertebral de la verdadera poesía...”.

Esta es la mejor presentación de Joan Isaac y de su trabajo, yo no podría añadir nada, pero hablaré un poquito de sus canciones.

El CD empieza con una frase de Oscar Wilde que engloba el sentido del disco:” Qui assumeix el risc de les profunditats assumeix el propi risc…”. La primera canción creo que es una de las mejores, “T´estimo en la rutina” , una verdadera y sincera canción de amor, no trata de ese amor tan aireado y grandilocuente al que canta la mayoría de los autores, es sobre un amor corriente, el amor en el que la generalidad de la gente se instala, el de todos los días, con sus momentos de ilusión, de pasión, de desengaños y decepciones, la vida cotidiana reflejada en cada estrofa.

Todas sus canciones tratan de la vida, canta a la fuerza y a la ilusión de la juventud en su tema “A Paula”; a la ternura hacia la vejez, que nos vuelve de nuevo niños, en “Els infants”; al paso inexorable del tiempo “I passa, passa el temps”; al romanticismo y a los riesgos en “Em parlaves de l´amor”; a la llegada del invierno en al alma, “Hivern”. Se ríe de la catadura de quien pone precio a todo y sobresale a costa de pisotear a los demás en “L´Home model”. Habla sobre los sueños en “Havana dreamin´”, solo quien haya conocido La Habana podrá adivinar lo que encierra esta canción.

Cuenta el disco con dos colaboraciones, Ana Belén en “Manfred”, la historia de Man, el hombre que murió de pena frente a la tragedia ecológica y humana provocada por el chapapote del Prestige; y Lluis Llach lo acompaña en “Cala la nit a San Remo”.

Termina con una canción impresionante, “Adéu-siau Josep Maria”, donde juega con una expresión frecuente. Solemos decir “me muero de” para cualquier cosa, pero lo que de verdad nos mata un poco es la pérdida de alguien a quien queremos, es un homenaje y una despedida a un amigo.

Quiero terminar este comentario hablando de una canción que considero especial, “Tot és fràgil”. Tanto la letra como la música están hechas con una delicadeza y una sensibilidad increíbles; habla sobre la fragilidad. Todo es frágil, sobre todo la vida, y quiero escribirla aquí completa, es mi modesto reconocimiento a su autor, que el año pasado estuvo a punto de demostrarnos, personalmente, hasta que punto todo es frágil.

Tot és Fràgil

Com el vol indecís, d´un sospir
Que arriba amb esma al pit, les tardes tèbies.

Com la llum dels capvespres d´abril,
que claregen les nits de Primavera.

Tot és fràgil, massa fràgil.
Tot ès frágil, frágil, frágil

Com l´estranya saviesa dels vells
O el dibuix d´un ocell sobre les roques.

Com la flor que s´ha obert d´improvis,
la riquesa, l´oblit, la bellesa.

Tot és fràgil, massa fràgil.
Tot ès frágil, frágil, frágil

Com el temps que s´amaga als miralls
o el misteri profund d´un incendi d´estrelles

Com la vida que tinc a les mans,
com un germà que he abraçat en l´absència.

Tot és fràgil, massa fràgil.
Tot ès frágil, frágil, frágil

Este disco fue publicado por Discmedi en enero de 2006 y presentado en concierto en Febrero de ese mismo año en el Petit Palau de Barcelona, estas son las canciones:

1. Introducció
2. T´estimo en la rutina
3. Els infants
4. Havana dreamin´
5. Manfred
6. Cala la nit a San Remo
7. A Paula le falten més hores
8. Em parlaves d l´amor
9. Tot és fràgil
10. Hivern
11. L´home model
12.I passa, passa el temps
13.Adéu-siau, Josep Maria


Mª Gracia Correa

miércoles, 20 de junio de 2007

María José Hernández-Círculos concéntricos


¿Y de cual de los tres discos voy a escribir?. Eso es lo primero que vino a mi cabeza cuando decidí escribir hoy sobre María José Hernández, ya que creo que es muy difícil cualificar cual es el mejor de los discos de esta cantautora aragonesa.

La primera vez que supe de su existencia fue hace años, cuando un amigo mexicano me envió un correo recomendándome encarecidamente que visitar su página web y escuchara sus canciones y su voz. Creo que siempre le estaré agradecido, ya que descubrí en ella una gran cantante, una magnífica compositora y una excelente persona.

Por desgracia, en el mundo de la canción de autor en España hay un porcentaje diminuto de mujeres. Además, por si fuera poco, las que hay tampoco es que tengan en su mayoría un excelente nivel (sé que esto puede sonar tal vez machista, pero créanme, por desgracia es así, ya me gustaría a mí poder decir lo contrario, debe ser que las mujeres se decantan por otro tipo de música). Además, las más famosas han sido las que o no han escrito nunca nada, o que han escrito poco, como es el caso respectivo de Ana Belén y de Rosa León, para mi gusto, las dos mejores voces españolas de autor.

Bueno, el caso es que este, el tercer disco de María José, es un excelente disco, cuidado, mimado desde el primer minuto en que se puso a escribir, hasta el último minuto de grabación. Trabajadísimo, ha contado con una producción de lujo, el detalle de colaboradores es exquisito, gente como Gonzalo Lasheras, Billy Peterson, Javier Coble, Marcelo Fuentes, Joaquín Pardinilla, Ernesto Cossío, Tito Dávila, Josué Barrés y José Luis Seguer.

María José es una cantautora honesta, una “trabajadora” de la música, pero a la vez derrocha inspiración. Las músicas exquisitas, las letras tienen una solvencia muy difícil de encontrar en estos días. No se arruga ante nada, ya que en las temáticas se atreve con casi todo y además se compromete, arriesga su piel en cada verso.

Hay canciones como “Siempre”, en la que nos hace un duro relato social, una crítica sin complejos al día a día que vivimos, o canciones como “Si tienes sed”, canción en la que rebosa el compromiso, que nos aleja de las medias tintas. Hermosísimas canciones de amor como “Las estaciones” o “A veces preguntan” y “Puedo”, una maravilla rebosante de sensualidad. Todo esto sin olvidarnos de la que da título al disco, “Círculos concéntricos”, en donde María José dice , que todo es circular y es concéntrico. De lo íntimo a lo universal, de lo cotidiano, a lo cósmico todo se deja envolver por el pulso cíclico de la vida.

Si por si fuera poco, María José nos permite escuchar en línea todas las canciones de sus discos a través de Internet, así que déjenme que les recomiende que las escuchen y si les gustan, que compren el disco, que no se arrepentirán.

Canciones:
- Círculos concéntricos
- Siempre
- Las estaciones
- Si tienes sed
- Versos y rabia
- Imagínate
- Puedo
- Mujer de arena
- La punta del iceberg
- A veces preguntan
- www.cariño.com
- Niña buena

María José Hernández, una gran cantante, una magnífica compositora y una excelente persona.

Francisco Espinosa

martes, 19 de junio de 2007

Carlos Montero- Lo mejor de Carlos Montero



Hace un par de semanas se presentó el tercero de los libros “…Y la palabra se hizo música. La canción de autor en España”, de Fernando González Lucini, dedicado en este caso a aquellos cantautores que, aún habiendo nacido en Latinoamérica, tuvieron una importancia decisiva en los creadores españoles del género. En el texto, se hace especial referencia, como es de suponer, a aquellos que viajaron a España, por motivos bien políticos o de intentar hacer una carrera en nuestro país, o mezclados ambos.

Estudia Lucini en el libro la obra de cantautores como Claudina y Alberto Ganbino, Quintín Cabrera, Rafael Amor, Carlos Montero, Olga Manzano y Manuel Picón, Alberto Cortez, Indio Juan, Pony Micharvegas, Omar Berruti, Gonzalo Reig y algunos más, que siendo originalmente de Argentina, Chile o Uruguay desarrollaron su carrera en España. Coincidieron los presentadores del libro en la SGAE, que esta edición es un acto “de justicia”, porque viene a reconocer el carácter español de estos cantautores, que desde que llegaron se integraron en lo que se estaba haciendo aquí, participaron en conciertos conjuntos, cantaron, colaboraron y compusieron con artistas españoles y, en definitiva, son parte integrante de la canción española.
Un acto de justicia, además, porque si el olvido de los poderes públicos, mediáticos e industriales fueron en ciertos momentos crueles con los cantautores españoles, lo fueron aún más con los procedentes del otro lado del Atlántico. A ellos se les negó el pan y la sal y en los últimos años se han visto sometidos a un doble extrañamiento: el de los países de los que proceden y de los que tuvieron que emigrar o exiliarse porque les perseguían como ciudadanos, y el del país en que se integraron como una parte más de su cultura, que les ha rechazado como artistas.
Por eso es para mí un acto de respeto, admiración, justicia y cariño escribir en esta página, dedicada a los cantautores españoles, de uno de ellos, quizás uno de los más destacados creadores que ha dado la música latinoamericana en nuestro país. Se trata de Carlos Montero, cuyos trabajos alrededor del tanto constituyen una refundación del género original, revolucionaria y de una calidad absoluta.

Nacido en Buenos aires en 1938, Juan Carlos Zamboni, verdadero nombre de Carlos Montero, estudió guitarra clásica y se integró desde niño en el mundo del folklore argentino. Llegó a Europa en 1959 formando parte de una compañía folklórica en la que también estaba Alberto Cortez, y en 1964 se instaló en España. Desde my pronto se integró en la música española como arreglista e instrumentista en discos de Aute (entre ellos esa obra maestra que es “24 canciones breves”), Mari Trini, Adolfo Celdrán, Patxi Andión, Luis Pastor, Pablo Guerrero, Carlos Cano, Gontzal Mendibil y muchos más.

Su trabajo creativo propio lo inició en 1961 con el disco “De la huella” (Movieplay), todavía en el terreno del folklore, donde cantó temas compuestos sobre textos del excelente poeta argentino, también residente en España, José Alberto Santiago y uno de Patxi Andión. Tras dos discos del mismo estilo, ambos excelentes, como el primero, en 1973 grabó “Tangos a mi manera” (Movieplay), que supuso una auténtica revolución en el tango, por desgracia sin apenas trascendencia en el género y sin discípulos, que bien merece considerarse como lo más importante sucedido en la música porteña desde la aparición de Astor Piázzola.

Si el bandoneonista hizo avanzar el tango mediante una evolución formal y musical marcada por el acercamiento al jazz y a ciertas expresiones de la música clásica, el camino tomado por Montero fue distinto. Él decidió fijar la vista en el tango clásico, de finales de los años 20 a los 50, fundamentalmente, para hacer una relectura radical desde el parámetro de la canción de autor. Es decir, convirtiendo ese “pensamiento triste que se baila”, que dijera Discépolo, en una especie de “pensamiento profundo que se escucha”. Para ello, Carlos Montero, sacó a primera línea las letras del tango, que –pese a la grandeza de sus cantantes-- habían estado escondidas bajo la preponderancia de los arreglos orquestales, y mostró a quien quiso oirlo la perfección de sus estructuras, la belleza de sus metáforas, la sabia utilización del lenguaje popular, la profundidad de los sentimientos que narran, la hondura de los personajes que retratan y el concepto del mundo y la vida que expresan.

Además, la desnudez de la guitarra que utiliza habitualmente como único acompañamiento, aunque también haya introducido a veces saxos o bandoneones en alguno de sus discos, no es, contra lo que podría parecer, una limitación musical. Carlos Montero es tan excelente guitarrista, que en sus manos el instrumento (toca una guitarra especial de ocho cuerdas y una caja algo mayor de lo habitual que se hizo fabricar especialmente) es capaz de conjugarse perfectamente con las letras para extraer y acentuar todas sus posibilidades expresivas. Así, puede marcar las armonías, puntear las melodías o establecer contratiempo y diálogos musicales que alcanzan una categoría artística poco común.

Se podría recomendar cualquier de la casi una decena de discos que ha dedicado a dar su propia “manera” a los tangos, reinventándolos en cada ocasión, pero para muestra vale un botón y bien está escuchar “Lo mejor de Carlos Montero”, que el sello de RNE publicó en el año 2000.

CANCIONES

1.- CAMBALACHE (Enrique Santos Discépolo)
2.- EN ESTA TARDE GRIS (José Mª Contursi / Mariano Mores)
3.- EL DÍA QUE ME QUIERAS (Alfredo le Pera /Carlos Gardel)
4.- INFAMIA (Enrique Santos Discépolo)
5.- MALENA (Homero Manzi /Lucio Demare)
6.- MADRESELVAS (C. Amadori /Francisco Canaro)
7.- QUIERO VERTE UNA VEZ MÁS (José Mª Contursi /Mario Canaro)
8.- GARUA (Enrique Cadícamo / Anibal Troilo)
9.- EL CORAZÓN AL SUR (Amalia Blázquez)
10.- MELODÍA DE ARRABAL (Alfredo Le Pera –Mario Batistella /Carlos Gardel)
11.- MARIA (Catulo Castillo /Anibal Troilo)
12.- CRISTAL (José Mª Contursi / Mariano Mores)
13.- SUR (Homero Manzi / Anibal Troilo)
14.- NOSTALGIAS (Enrique Cadícamo /Juan C. Cobían)
15.- LA ÚLTIMA CURDA (Cátulo Castillo /Anibal Troilo)
16.- ¿QUÉ VACHACHÉ? (Enrique Santos Discépolo)
17.- NINGUNA (Fernández Siro / Homero Manzi)
18.- AL MUNDO LE FALTA UN TORNILLO (Enrique Cadícamo / José M. Aguilar)

El disco no tiene desperdicio, como todos los suyos, pero son especialmente recomendables algunas obras maestras del género, como “El día que me quieras”, “Malena”, “Garúa”, “Sur”, “Nostalgias”, “La última curda” o “¿Qué vachaché?”. Es decir, casi todas, porque no quiero cerrar esta recomendación sin destacar los dos tangos que abren y cierran la grabación: “Cambalache” y “Al mundo el falta un tornillo”, cuya situación en el CD son ya una declaración de principios. Se trata, quizás de los dos tangos que mejor expresan una crítica dura y descarnada a la sociedad en la que se hicieron, a finales de los años 20, y que, pese a la distancia, siguen siendo de una actualidad dolorosa.

Desde el “Qué el mundo fue y será una porquería / ya lo sé… / en el quinientos seis / y en el dos mil también…”, con que empieza “Cambalache”, hasta ese “…Al mundo le falta un tornillo, / que venga un mecánico / pa’ ver si lo puede arreglar”, que cierra el disco, está toda la filosofía vital y toda la belleza de un género, el tango, y las de un artista, Carlos Montero, argentino y también español. Reivindiquémoslo como nuestro, que saldremos ganando.

Antonio Gómez

lunes, 18 de junio de 2007

Carlos Cano-Algo especial



Este disco fue grabado en el Teatro Monumental de Madrid en noviembre de 1994, se trata de la grabación en directo de un concierto, se publicó en 1995. El nombre de este trabajo, como el propio autor explica en el libreto del CD, se refiere al color de su sonido, sin embargo se convirtió en algo muy especial, sobre todo para él, pero también para sus admiradores, ya que lo terminó justo antes de que un aneurisma de aorta lo pusiera entre la vida y la muerte.

Afortunadamente, en aquel momento ganó su batalla, sobrevivió, o más bien, volvió a nacer, y lo hizo en Nueva York, provincia de Granada. De ello queda constancia en una canción que es un canto a la vida, y que publicó en su siguiente disco “El color de la Vida”. En la canción “Habaneras de Nueva York” explica esta historia a su manera, a la manera de un artista andaluz, empieza con estrofas llenas de ternura poética:

“Nací en Nueva York, provincia de Graná una noche de luna
….mi pobre corazón de tantos desengaños se paró,
por culpa del amor yo nací en nueva York
….hoy se que lo primero es decirle a la vida que la quiero”


y acaba mezclándola con la ironía disfrazada por la guasa propia de mi tierra, y que Carlos Cano tanto utilizaba para hacer entender esta particularidad nuestra, de disfrazar las penas con la alegría, de aparentar que nos tomamos la vida a broma:

“Oigan señores, un momento, aquí se acaba el cuento.
De todos me despido, les quedo agradecido.
Adios “gus vai” me voy pa mi “house”.
Saltando de alegría. ¡Viva la cirujía!
¡Que potra! ¡Vaya suerte! Contenta va la gente.
Moviendo las caderas se acabarán las penas.
Pa tí pa mi lo que pasó. Pa tí pa mi que situación…”


Cinco años mas tarde, esa enfermedad le ganó la partida, fue el 19 de diciembre del año 2000, nunca olvidaré el momento en que escuché la noticia por la radio, no me lo podía creer. Carlos Cano fue nuestro mejor embajador, él mostraba por todo el mundo la Andalucía en la que yo creo, la de verdad, no la que se enseñamos a los turistas. Formaba parte de mi vida porque crecí y sigo viviendo escuchando sus canciones, desde las primeras, la “Verde y blanca”, “El Salustiano”, “Viva la grasia de Andalucía…con pasaporte de emigración” hasta las últimas, publicadas, ya desgraciadamente, como homenaje de sus compañeros de profesión, bajo el nombre “Que naveguen los sueños”.

No he podido hablar del contenido de este disco, “Algo Especial”, porque especial es toda la discografía de Carlos Cano. Este comentario es mi pequeño homenaje particular al artista. Pongo al menos las canciones incluidas en el CD, y solo me paro en una de ellas, creo que de las menos conocidas, una canción delicada, “De color rosa”:

“Quiero color rosa de la tarde
aquel aniversario de Jonh Lennon
decirte vida mía por ejemplo:
La soledad no existe es un rumor,
una sombra, una duda, una quimera,
(toca madera) una superstición,
esa noche de amor que nunca llega,
otra salida para la canción”.


Canciones:

1. Voz presentación
2. Elisa
3. La estrella perdida
4. Me llaman sudaca
5. De color rosa
6. La Metamorfosis
7. Que desespero
8. Romance a Ocaña
9. Mi refugio son tus ojos
10. La bien pagá
11. Habaneras de Cádiz

Mª Gracia Correa

lunes, 11 de junio de 2007

Lluis LLach-Viatge a Itaca



No sé bien explicar el vértigo que siento al sentarme a escribir sobre este mítico disco, ni la responsabilidad que pesa sobre mí.

Cuando Lluis Llach publicó este disco, yo tenía 12 años, Franco aún vivía y yo no tenía ni la más remota idea de quién era él, aunque en ese mismo año había caído en mis manos mi primera guitarra, que mis padres me habían regalado. Tres años después, en 1978 yo había comenzado a musicar casi toda la poesía que caía en mis manos, sin tener ni idea que eso que yo intentaba hacer era algo que ya hacían mucho mejor que yo otros músicos.

Primero fue aquel mítico “Gener-1976”, disco también de Llach cuando yo comprendí que aquella era la música que a mi me gustaba, lo que yo quería oír, a lo que me quería dedicar. Inmediatamente después cayó en mis manos el “Campanades a morts” y poco después ya escuché este impresionante “Viatge a Itaca”, que curiosamente era un disco anterior a los otros dos.

Nos encontramos con un formato de disco que Lluis Llach repetiría varias veces después (Campanadas a morts, El meu amic el mar, Verges-50, I amb el somriure la revolta…), donde había una primera cara del disco (entonces de vinilo) con un único tema, a veces es una única canción dividida en partes y una “Cara-B” donde aportaba canciones que apenas nada tenían que ver con lo anterior, como es este caso.

Con este disco inauguró también aquello que muchos en aquel entonces llamaron “poemas sinfónicos”, ya que la música contaba con una enorme expresividad y aportaba múltiples sonidos muy cercanos a las sinfonías, muchos más cercanos a la música clásica en general que a la canción popular, referente principal hasta aquel momento.

Con este disco podremos considerar que el cantautor de Verges (Girona) alcanzó su mayoría de edad musical.

La “Cara-A” el disco incluye el “Viatge a Ítaca” completo, dividido en 4 partes, que forman un todo. Con letra de Kavafis, traducidos al catalán por Carles Riba, nos encontramos con un magnífico tema, navegando entre lo épico y lo poético, con argumentos corales.

“Viatge a Ítaca” ha sido una obra viva, ya que a lo largo de los años ha ido creciendo, madurando y adaptándosele como una segunda piel, como unos rasgos que ya jamás le podrán abandonar, ya que sin esta obra, LLach no sería Llach.

Para la grabación del disco contó con lo músicos que en aquel momento le acompañaban en sus conciertos, Laura Almerich, Tete Matutano, Martí Soler, Quique Cano, Santi Arisa, Manuel Camp, además de otros muchos, necesarios para una obra de esta dimensión.

Quedarnos tan sólo en la primera cara del disco, sería un pecado que jamás nos podríamos perdonar, ya que además de dos excelentes canciones como “Escriu-me aviat” (escríbeme pronto) y “Fins el mai” (hasta el nunca), nos encontramos con una de las canciones míticas suyas, “Abril-74”, inspirada en la “Revolución de los claveles” que acababa de vivir Portugal, una de sus temas más cantados, más coreados y más aclamados de su discografía.

CANCIONES

1. Ítaca
2. A força de nits
3. Escriu-me aviat
4. Fins el mai
5. Abril 74

Los arreglos corren a cargo de LLuis LLach y Manel Camp, un magnífico compositor y arreglista que le acompañó durante muchos años.

Francisco Espinosa

sábado, 9 de junio de 2007

Alberto Pérez-Tiempo de baile




De los míticos cantautores que formaban el trío de "la Mandrágora" quizás sea Alberto el más desconocido y al que más se le ha perdido la pista. No resulta nada infrecuente que alguien te pregunte por él como si estuviese retirado de los escenarios o como si ya no se dedicara a la música. Pero nada más lejos de la realidad; al menos en lo que a actuar en directo se refiere. En este sentido doy fe de que goza de una excelente salud musical, puesto que no le faltan conciertos, que, por cierto, son manejados por él con la misma calidad, profesionalidad y entrega de que siempre ha hecho gala. Es posible que lo que ocurre es que parte de su público potencial no sepa de sus actividades porque se prodiga poco en grabaciones, asi como en presentaciones y en galas varias y saraos de esos “en los que hay que estar”... a lo cual se añade la falta de una página web actualizada en donde dar noticia de sus diferentes actividades y conciertos, etc.

"Tiempo de baile" es quizás el único disco (salvo "La Mandrágora" por supuesto) que todavía se puede encontrar de Alberto Pérez. Se grabó en 1997 en Madrid responsabilizándose de la producción el propio cantautor. Se trata de un disco de lujo, mejor dicho de lujos varios. En primer lugar porque el protagonista es él, claro, y esto ya es un lujo. En segundo lugar porque prologó el álbum con un dócil y sapiente texto, nada menos que la escritora Carmen Martín Gaite. En tercer lugar porque colaboró en las letras de todas las canciones el esforzado y talentoso (y ya legendario) cantautor Chicho Sánchez Ferlosio. En cuarto lugar porque en plena era de electrónicas, de samplers y de programas de ordenador que hacen virguerías editando el sonido, el disco resulta que está grabado por una vasta orquesta (en realidad cuatro según me indica el propio autor), de las de siempre, con sección de metales y todo, y encima en directo, hala, venga, con un par. Yo la verdad creo que no se puede dar más por menos. Trabajos como éstos merecerían -sin duda- una mayor difusión de la que gozan, aunque solo fuese por el esfuerzo hilemórfico que hay que llevar a cabo para construirlos partiendo desde cero.

Contiene el disco 10 surtidas piezas de autor que corresponden a sendos 10 tipos de ritmos bailables que no se repiten en ningún caso; así hay un calipso, un beguine, un swing, un son, un rock, un vals, una bossa, un merengue, un bolero (cómo no, tratándose de Alberto) y un pasacalle, por este orden. Vamos que en mi opinión, dada esta rara particularidad, pienso que además de en la discoteca de todo aficionado a la canción de autor, debería también haber una copia de este cd en cualquier escuela de baile que se precie.

1.- No sé por qué
2.- Aquella noche
3.- Chica
4.- El son de Raquel
5.- El pinchadiscos
6.- Aunque no sepa decirte
7.- Volver de un sueño
8.- Déjeme usted
9.- El eco del vacío
10.- La perrita Tina

De todas estas canciones subrayaré mis tres preferidas: “El pinchadiscos” que me recuerda a aquel rock´n´roll primitivo de los pioneros de los años cincuenta, cuando todavía era un recién nacido que se ejecutaba con contrabajos, pianos y saxos, y demás instrumentos que derivaban de las formaciones orquestales de la época. El divertidísimo merengue titulado “Déjeme usted” que trata de un tipo al que personajes diversos, como un policía, un vecino o el padre de la novia, no dejan de incomodar y que no puede parar de bailar. Y por último la historia de la díscola perrita Tina, tema éste que suele cantar en sus conciertos todavía y que siempre es recibido con entusiasmo por el siempre encantado y bien seducido público.

En fin, poco más me queda por decir, salvo que éste es un disco admirable, de buena crianza y grandes virtudes artísticas y musicales. Y es que estamos hablando de un músico -de un artista- con todas las letras, con las mayúsculas más grandes que podamos trasoñar con nuestra imaginación. Lo que no es poco, dados los tiempos que corren.

abuineitor

viernes, 8 de junio de 2007

Adolfo Celdrán-Jarmizaer, Jarmizaer



Jarmizaer
Oasis de sonidos.
Cuatro sílabas claras
Un nombre en el desierto.
Una palabra al alba.



Este es el segundo comentario que se dedica en Autaria a la discografía de Adolfo Celdrán, no hablaré por tanto de quién es este autor, pero si quiero hacer un comentario sobre lo que representa y del importante papel que sostuvo en unos momentos muy críticos de nuestra historia.

Cuando yo empecé a escuchar sus canciones fue después de la publicación de un disco, que yo creo que se podría calificar de mítico, en lo que a canción de autor se refiere, “Denegado” (1977), trabajo en el cual Adolfo Celdrán incluía todas aquellas canciones que, anteriormente, la censura de la época le había prohibido cantar. Yo no podía saber entonces que aquel sería su último disco en muchísimo tiempo. Mucha gente como yo, que en aquellos años comenzábamos a estudiar, empezamos también a darnos cuenta de que existía gente que cantaba sobre temas sociales, sobre injusticias, sobre la realidad que no veíamos, porque estaba oculta. Con él descubrí a Bertolt Brecht, recuerdo que lo escuchaba en la radio, mientras estudiaba, en un programa de radio que se llamaba algo así como “Cantapueblos”, donde lo descubrí a él y también a otros cantautores comprometidos.

La idea que yo tenía fijada de Adolfo Celdrán es la que puede tener cualquiera que no conozca este trabajo del que voy a hablar, la de un cantautor comprometido con la poesía y con la justicia social en un tiempo determinado, los años 70. Con una voz llena de fuerza, que era capaz de movilizar a la gente cantando a voz en grito el “No nos moverán” y que nos aconsejaba que miráramos bien a quien votar, que no nos dejáramos engañar y que los generales tenían mucho poder, pero también tenían un problema y es que la gente podía pensar. Y con su voz y sus canciones muchos aprendimos a pensar.

Su voz y esas canciones las tengo grabada en lo más profundo, así que cuando vi en 2004 que se reeditaba “Silencio” me faltó tiempo para comprármelo y buscándolo me encontré que había publicado un nuevo disco en estos últimos años, pensé que se trataría de algo parecido a lo que ya conocía, pero no fue así.

El disco se llama “Jarmizaer, Jarmizaer” y se publicó en 2001. El Adolfo Celdrán que aparece en este trabajo es el mismo, por supuesto, y no podían faltar canciones donde prestara su voz a los grandes poetas. Así, Federico García Lorca y Antonio Machado están presentes por medio de tres canciones, y tampoco ha olvidado incluir una canción donde se habla de justicia social, que rememora unos hechos sucedidos en Valencia en el año 1801, “Pep de l´Horta” se titula.

Pero este disco, en su concepción, es un trabajo de carácter intimista, en el que el cantautor habla de su mundo inmediato, de su ciudad, de historias cotidianas, de sentimientos y decepciones, de cosas de la calle. Todas las letras compuestas por Adolfo Celdrán y con la colaboración de Gaspar Payá y Germán Torregrosa en lo que se refiere a las músicas.

Lo primero que me sorprendió cuando escuché el CD, fue el aire andaluz de muchas de sus canciones. Sin embargo, lo que más me llamó la atención, es que el disco empezara y terminara con la misma canción, pero interpretada a un ritmo distinto y con distinta instrumentación, da gusto escuchar las dos versiones, y poder comparar una con otra, y lo creo un acierto, por su originalidad. En la versión que inicia el disco utiliza guitarra flamenca, cuatro y cajón, y supongo que esos son los instrumentos que le dan el aire andaluz. Por el contrario en la versión que lo finaliza, lo mas llamativo son los coros que introduce.

Me gustaría hablar de todas y cada una de las canciones pero no puede ser, así que solo diré que “Ella llevaba trenzas” es una de mis preferidas, se podría decir que es una canción de sueños y desencantos, una canción en la que estoy segura que mucha gente se puede reflejar. Y en contraposición a la sentimentalidad de esa canción otra que habla de historias de la calle, de escenas que hasta hace poco eran corrientes de ver, al menos por las calles de Sevilla, y que acompaña con música del sur, guitarras flamenca y española y cajón.

Pero quiero terminar destacando una canción que considero especial, que para mi es de una delicadeza increíble, en ella la voz de Adolfo Celdrán adquiere una dulzura que no puede notarse en otras canciones, es preciosa por su aparente sencillez y su fragilidad, se llama Azul, interpretada solo con guitarra y piano, una auténtica delicia escucharla.

Canciones:
1. Jarmizaer
2. Ella
3. Preciosa y el aire
4. Samba de verano
5. Ella llevaba trenzas
6. Imaginaste
7. Sentir tu piel
8. Azul
9. Pegasos
10. Abril florecía
11. La cabra
12. Por las calles estrechas
13. Pep de l´Horta
14. Jarmizaer, Jarmizaer

Mª Gracia Correa

lunes, 4 de junio de 2007

Juan Antonio Muriel-Seguir viviendo



Hablar de la música de Juan Antonio Muriel conlleva inevitablemente volver a traer hasta mi cabeza una gran cantidad de recuerdos. Posiblemente él será el cantautor que más veces he escuchado cantar en directo. Al menos un par de veces al mes me acercaba a escucharle en alguno de los “garitos” en los que cantaba en Madrid. ´
Este malagueño trajo un nuevo aire a la canción de autor, unos sonidos que muy probablemente tenían algo que ver con sus raíces, con la música de su tierra, algo que en aquel momento no había.

Pese a ser alguien muy habitual en el circuito de la canción de autor, no fue hasta 1982, cuando se presentó al Festival de Benidorm, que empezó a ser conocido entre el público. Pese a ser segundo en el festival (el primer puesto fue para Fernando Ubiergo, chileno, cantautor también, que se presentó con “Yo pienso en ti”), su canción fue la gran triunfadora, ya que fue la más oída tras el festival. La canción era “Princesa”, que él había escrito junto a Joaquín Sabina. Fue entonces cuando la canción se empezó a escuchar, no había día en el que no sonara un par de veces en la radio. La aceptación fue tan buena, que al poco tiempo la grabó también Sabina, que antes no lo había hecho (sabemos del buen ojo del jienense para subirse a la ola del éxito cuando esta sube).

Este disco, “Seguir viviendo”, nace para “acompañar” a “Princesa”, ya que fue entonces cuando se grabó, pese a que la canción ya era cantada por Muriel desde hacía bastantes años. Creo honestamente que el disco no está a la altura de las espléndidas canciones que hay en él. Desconozco la historia de su grabación, pero me temo que se debió grabar de forma algo precipitada y con poca mano del propio Juan Antonio, ya que los arreglos (para mi gusto, claro) no encajan muy bien con las canciones.

Pese a esto, podemos hablar de un gran disco, ya que las canciones, que son lo esencial, son magníficas. Además de “Princesa”, temas como “Agua clara”, “Una vez más”, “Pa que me entiendas” o “Aunque digan que el amor ha muerto”, componen un exquisito cartel.

Las canciones son:

1- Princesa
2- Caminar
3- <> que me entiendas
4- Agua clara
5- Una vez más
6- Sobre los tejados
7- Los gatos y la luna
8- Aunque digan que el amor ha muerto
9- Seguir viviendo
10- Libertad.

Un disco mítico, muy recomendable, de un cantautor que por desgracia hace años que apenas escuchamos, ojalá que pronto volvamos a tenerle en nuestros escenarios de forma constante.

Francisco Espinosa