viernes, 23 de marzo de 2007

Vainica Doble-Heliotropo



Lo primero que debo decir es que siento debilidad por el trabajo de estás dos mujeres. Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen me producen un estupor inenarrable cada vez que las escucho dado el aburrido panorama de la música nacional y especialmente de la de autor. Son naïf, divertidas, tiernas, rockeras, folkies, rimadoras imaginativas, poperas, inteligentes, improvisadoras, geniales, onomatopéyicas, cultas, pícaras, atrevidas y un millón de cosas más que se resumen en una sola: son encantadoras.

En 1973 publican su segundo disco de larga duración acompañadas en la producción por J. M. Caballero Bonald (poeta metido a productor) y en la dirección musical y arreglos por Pepe Nieto. Los temas incluidos son:

1.- Réquiem por un amigo
2.- El pabú
3.- Dos españoles, tres opiniones
4.- Elegía al jardín de mi abuela
5.- Moros, cristianos y chinos
6.- Ay, quién fuera a Hawai
7.- Agáchate que te pierdes
8.- Nana de una madre muy madre
9.- La máquina infernal
10.- Habanera del primer amor
11.-A la sombra de un banano
12.- Coplas del iconoclasta enamorado

El disco entero merecería estar en un lugar de honor en los altares de la música popular en español, e incluso del mundo mundial, pero sospecho que nunca ha despertado más que el interés de los enteradillos de turno (me too). Está lleno de clásicos del dúo como la "elegía" o la "nana" o la siempre celebrada entre sus fans "habanera". Sin embargo yo citaré mis dos favoritas del disco: "El pabú" y las "Coplas del iconoclasta enamorado". La primera porque es una enumeración de juegos y juguetes infantiles con una melodía sencilla pero muy hermosa. Y la segunda porque es muy curiosa la mezcla del amor del protagonista de la canción y los destrozos que anuncia que va a hacer ¿a quién se le podía ocurrir algo así sino a las Vainica Doble?.

Destacan los arreglos y la producción, con la inclusión de muchos instrumentos acústicos mezclados con otros eléctricos, y, como no, las composiciones. Las letras, esas maravillosas letras donde cabe de todo; desde canciones infantiles a crítica del carácter nacional, pasando por Gauguin, Rousseau, Marilyn y lo que haga falta. Las voces siempre tan personales y con unos juegos corales altamente enriquecedores.

En resumen, que desde que me lo compré hace años no he dejado de admirar este cd y además ha hecho que me haya convertido en un buscador empedernido y enloquecido de otros trabajos de estas dos entrañables artistas. El que tenga la oportunidad de adquirirlo que lo haga y disfrute de esa primera escucha virgen y reveladora, que yo, ay, ya no podré hacer nunca más. Me conformo con machacarlo en mis reproductores de cd cuando necesito reconciliarme con la realidad en la que vivo, lo que no es poco.

¡Vivan las Vainica!
(Sabina dixit)

abuineitor

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