Aunque creo que jamás EUDLF se autodenominaron cantautores, su propuesta me parece tan cercana al mundo de los mismos, que no me resisto a comentar uno de sus discos. Éste en concreto, que fue su segundo vinilo –aunque por ahí dicen que el tercero es mejor (yo disiento)- representa para mi una de esas obras imprescindibles en la historia de la música popular española.
Pero hagamos un poco historia. En España allá por la segunda mitad de la década de los años setenta apareció un disco de un grupo del sur que mixturaba música de rock progresivo (que era la moda mundial de entonces) con elementos tomados del flamenco. El resultado era original y con calidad y supuso un éxito que provocó que todas las discográficas se apresuraran a mirar debajo de las piedras para buscar grupos de características similares que pudieran competir o al menos sacar provecho del éxito de Triana, que así se llamaba el grupo del que hablo. La prensa –supongo- bautizó al fenómeno como rock andaluz, estilo que vivió prácticamente lo que duró la carrera de Triana hasta que muriese en 1983 uno de sus pilares fundamentales: Jesús de la Rosa.
Apenas dos años después, irrumpen, porque eso fue lo que hicieron, entrar en la actualidad musical como un ejército recién arengado por algún general visionario; irrumpen, como digo, Manolo García y Quimi Portet, con su proyecto común, extraño e innovador pero con evidente influencia de aquel rock andaluz que acababa de dejar de estar en el candelero. Curiosamente, nuestros dos protagonistas residían y eran de Cataluña, no eran andaluces.
Lo mejor de EUDLF y de este disco claro, es que en 1986 nadie, pero lo que se dice nadie, sonaba así: con esa estrafalaria mezcla de folk, pop, flamenco, música árabe, rock, toques experimentales, surrealistas incluso y unas letras sentidas y en no pocas ocasiones de una belleza abrumadora. En las letras encontramos, por un lado, la poesía y la influencia de la filosofía budista zen que creo es aportación de Manolo; por otro, los sencillos y preciosos textos de las canciones de amor de Quimi. No quiero comentar ninguna de las letras del disco porque las diez que lo conforman rebosan clase y maestría por los cuatro costados. Es de esos pocos discos que pincho en mi equipo de música y veo que soy capaz de cantar casi sin errores de principio a fin: no digo más.
Otra cosa que siempre he admirado ha sido la producción –del propio dúo- que rozando lo casero, pues se grabó en unos modestos estudios para la discográfica PDI, muestra un gran derroche de imaginación y de inteligencia en el uso de los limitados recursos de que disponían para grabarlo. De hecho, prácticamente todo está grabado por Manolo y Quimi que se ocupan de casi todo lo que suena: ruidos, voces, graznidos y demás efectos incluidos. Como curiosidad es preciso decir que poco después, dado el tremendo éxito del dúo, se fueron a Londres a volver a mezclar un surtido de canciones tomadas tanto de éste como del primer disco, que editaron bajo el nombre de “Nuevas mezclas”. Personalmente creo que se podían haber ahorrado el viaje, porque aunque las mezclas son correctas, se cargaron toda la espontaneidad y gracia de las mezclas originales. En fin, cosas del esnobismo de la época. Era costumbre –porque daba prestigio aunque grabaras en un cuchitril- irse fuera a grabar discos, como si en España no hubiese entonces buenos estudios, buenos técnicos y buenos músicos.
La historia de EUDLF termina en 1995 -tras la edición de siete magníficos discos- en que los dos componentes del dúo dan por acabada la andadura que comenzaron juntos. Por separado, Quimi ha editado varios discos en catalán, fiel a sus peculiaridades como autor-productor, y, Manolo, ha continuado con una carrera tan exitosa, como la que disfrutó junto a su compañero, aunque más predecible y reiterativa en unos esquemas, en mi opinión, ya agostados; carrera, por cierto, en la que paradójicamente, debe buscar hueco en las emisoras de radio entre la legión de torpes imitadores que le han salido: remedos que en su mayoría no le llegan ni a la suela de los zapatos.
Bueno, no me quiero extender mucho más. Solo recomendar a cualquier aficionado a la música que si no se ha acercado a este disco que lo haga porque es de esos cedés que hay que tener y escuchar con suma atención. Es una obra maestra, o eso me parece…
abuineitor
Pero hagamos un poco historia. En España allá por la segunda mitad de la década de los años setenta apareció un disco de un grupo del sur que mixturaba música de rock progresivo (que era la moda mundial de entonces) con elementos tomados del flamenco. El resultado era original y con calidad y supuso un éxito que provocó que todas las discográficas se apresuraran a mirar debajo de las piedras para buscar grupos de características similares que pudieran competir o al menos sacar provecho del éxito de Triana, que así se llamaba el grupo del que hablo. La prensa –supongo- bautizó al fenómeno como rock andaluz, estilo que vivió prácticamente lo que duró la carrera de Triana hasta que muriese en 1983 uno de sus pilares fundamentales: Jesús de la Rosa.
Apenas dos años después, irrumpen, porque eso fue lo que hicieron, entrar en la actualidad musical como un ejército recién arengado por algún general visionario; irrumpen, como digo, Manolo García y Quimi Portet, con su proyecto común, extraño e innovador pero con evidente influencia de aquel rock andaluz que acababa de dejar de estar en el candelero. Curiosamente, nuestros dos protagonistas residían y eran de Cataluña, no eran andaluces.
Lo mejor de EUDLF y de este disco claro, es que en 1986 nadie, pero lo que se dice nadie, sonaba así: con esa estrafalaria mezcla de folk, pop, flamenco, música árabe, rock, toques experimentales, surrealistas incluso y unas letras sentidas y en no pocas ocasiones de una belleza abrumadora. En las letras encontramos, por un lado, la poesía y la influencia de la filosofía budista zen que creo es aportación de Manolo; por otro, los sencillos y preciosos textos de las canciones de amor de Quimi. No quiero comentar ninguna de las letras del disco porque las diez que lo conforman rebosan clase y maestría por los cuatro costados. Es de esos pocos discos que pincho en mi equipo de música y veo que soy capaz de cantar casi sin errores de principio a fin: no digo más.
Otra cosa que siempre he admirado ha sido la producción –del propio dúo- que rozando lo casero, pues se grabó en unos modestos estudios para la discográfica PDI, muestra un gran derroche de imaginación y de inteligencia en el uso de los limitados recursos de que disponían para grabarlo. De hecho, prácticamente todo está grabado por Manolo y Quimi que se ocupan de casi todo lo que suena: ruidos, voces, graznidos y demás efectos incluidos. Como curiosidad es preciso decir que poco después, dado el tremendo éxito del dúo, se fueron a Londres a volver a mezclar un surtido de canciones tomadas tanto de éste como del primer disco, que editaron bajo el nombre de “Nuevas mezclas”. Personalmente creo que se podían haber ahorrado el viaje, porque aunque las mezclas son correctas, se cargaron toda la espontaneidad y gracia de las mezclas originales. En fin, cosas del esnobismo de la época. Era costumbre –porque daba prestigio aunque grabaras en un cuchitril- irse fuera a grabar discos, como si en España no hubiese entonces buenos estudios, buenos técnicos y buenos músicos.
La historia de EUDLF termina en 1995 -tras la edición de siete magníficos discos- en que los dos componentes del dúo dan por acabada la andadura que comenzaron juntos. Por separado, Quimi ha editado varios discos en catalán, fiel a sus peculiaridades como autor-productor, y, Manolo, ha continuado con una carrera tan exitosa, como la que disfrutó junto a su compañero, aunque más predecible y reiterativa en unos esquemas, en mi opinión, ya agostados; carrera, por cierto, en la que paradójicamente, debe buscar hueco en las emisoras de radio entre la legión de torpes imitadores que le han salido: remedos que en su mayoría no le llegan ni a la suela de los zapatos.
Bueno, no me quiero extender mucho más. Solo recomendar a cualquier aficionado a la música que si no se ha acercado a este disco que lo haga porque es de esos cedés que hay que tener y escuchar con suma atención. Es una obra maestra, o eso me parece…
abuineitor
1 comentario:
Discazo. No hay una sola canción que sobre.
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