Podríamos enumerar muchos adjetivos laudatorios sobre esta ópera prima de Mercedes Ferrer y todos se ajustarían bastante a la realidad; que no es otra sino que se trata de un gran disco. Sin embargo, personalmente, yo daría un paso más: este disco es una (desgraciadamente poco conocida) obra maestra de la música española.
Recién aterrizada de la Sorbona parisiense llega a mediados de los 80 esta cantautora en plena ebullición nuevaolera nacional y forma un dúo/grupo con el excelente percusionista –y batería claro- Carlos Torero, llamado La Llave. Con él gana el VII trofeo de rock Villa de Madrid (como curiosidad diré que en esa edición yo participaba con uno de mis primeros grupos) e inmediatamente después surge la posibilidad de grabar un disco, situación que hará que Carlos se desvinculara del proyecto para no atarse a nadie (Carlos tocaba con muchos grupos entonces hasta que recabó en Radio Futura) y provoca el inicio de la carrera en solitario de Mercedes y la búsqueda de banda de acompañamiento. Consigue fichar para su proyecto personal a dos músicos fundamentales para la grabación del disco que comentamos: Fernando Illán bajista que ya había colaborado en La Llave y José Antonio Romero guitarrista de muchos grupos y solistas (entre otros Hilario Camacho o Joaquín Sabina) que provenía del grupo Quinto Congreso. Para rematar la faena, el percusionista y co-productor del disco junto a Carlos Narea será Sergio Castillo.
El resultado de este récipe musical, con el ingrediente esencial de la propia cantautora por supuesto, es una fórmula magistral, inusitada y muy inteligente, extravagante y perfecta, extraña, y, en cierto modo, arrebatadoramente turbadora. Las canciones se nutren de diferentes pinceladas estilísticas trabadas de una manera ingeniosa e imprevisible: sonidos de jazz, de rock, ambientales, electrónicos, pop elegante, funk salvaje, vanguardia contemporánea, reggae, etc. Todo ello arreglado con unos fogosos bajos, unas desquiciadas guitarras y unas aguerridas baterías que son la tramoya y el lecho, la lógica orgía sonora para que la sublevada voz de Mercedes construya unas difíciles y audaces melodías.
EL GOLPEADOR /
EL ARTE DE ANDAR/
LOU SALOMÉ /
TODOS LOS GRITOS /
EUROPA /
EL MIEDO A LAS OLAS /
A SANGRE FRÍA /
ENTRE MI SOMBRA Y YO /
ZULEMA /
COMO UN CAMALEÓN /
CREENCIA Y CAÍDA/
En las letras se nos habla -en general- de forma algo errática y deliberadamente imprecisa, de sentimientos muy humanos; de boxeo, de una modelo alcohólica, de Lou Andreas Salomé: personaje femenino decimonónico que compartió amistad y más cosas con Nietzsche, Rilke, Freud, etc... de Europa, de ciudades, de filosofía personal... En concreto, aunque todo el cancionero es de un magisterio que aturde, no puedo resistirme a indicar las canciones que más me fascinan: "El arte de andar" esa historia de autodestrucción con percusiones tratadas con efectos de retraso (delay) y una inquietante línea melódica; "Europa" soberbia muestra de endiablado ritmo mixturado con una agónica secuencia de acordes, un bajo que es una ametralladora inmisericorde y unas guitarras soleando por alturas de vértigo junto a una voz violenta e inexplicable en términos de sensualidad que acusa en su texto a nuestro continente -sin piedad- de sus pecados históricos; "A sangre fría" cuyo inicio hermana mágicamente dos ritmos que en principio parecen repelerse cual imanes con polos iguales, para acabar desaguando en un riff apocalíptico y un muestrario de gritos belicosos que denuncian a un personaje poderoso y siniestro.
Lamentablemente (estamos en España señoras y señores) no hay edición en cd del vinilo original de 1986 aunque todavía es posible encontrar un cd doble que incluye este disco junto al segundo de Mercedes "Tengo todas las calles" de 1988, editado por Lollipop en 2001.
abuineitor
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