miércoles, 25 de junio de 2008

Tontxu-Corazón de mudanza



La discografía en solitario de Tontxu , hasta el momento, está formada por seis trabajos: Se vende (1997), Corazón de mudanza (1998), Con un canto en los dientes (2001), Básico (2003), Contacto con la realidad (2004) y Cuerdas vocales y consonantes (2005).

El único que no tengo es el último, Cuerdas vocales y consonantes, pero para quien tenga interés, puede escucharse casi en su totalidad en la página web del autor. De todos los discos, los que más conozco son Corazón de mudanza y Con un canto en los dientes, en ambos incluye canciones que me gustan especialmente, pero hablaré de Corazón de mudanza ya que es lo primero que conocí de Tontxu. El propio autor indica en su web que éste es el trabajo que menos acusaría el paso del tiempo, debido a lo atemporal de sus arreglos y contenido, agradeciendo esta cualidad al músico y productor Julio Pereira, que colaboró con él en este trabajo.

Si no recuerdo mal, las canciones incluidas en este CD, que se hicieron más populares, fueron "Treinta y tantos" y "Corazón de mudanza", ambas hablan de separaciones y comienzos, para mí unas letras muy acertadas en las que sabe describir a la perfección tales situaciones.

Me gustaría destacar "Gila", dedicada a ese artista, le hace un gran retrato, supongo que quien no conozca el humor de Gila no podrá entender de ninguna manera la canción, pero quienes disfrutamos de sus pequeñas historias, tan absurdas e inteligentes, podemos igualmente disfrutar de esta canción, que empieza con una de sus historias imposibles:

Nació, no había nadie en casa
y él nació.
Y con razón, su madre se enfadó:
"No quiero que se repita, y nazcas
cuando yo no estoy"…

Es un homenaje precioso, con un estribillo que lo resume de maravilla:

Camisa roja como el corazón,
tu vida se merece una canción,
tus cintas guardo en un cajón

En realidad este disco me gusta casi al completo, todas las canciones tienen su punto, otras dos que destacaría son "Mientes" y "Madrid-Barcelona":

Ojalá que el destino me vuelva a traer,
yo prometo llamarte, no lo olvidaré
que lo tuyo y lo mío me huele ‘molt bé’
todavía no la he vuelto a ver.

Pero aunque esté hablando de Corazón de Mudanza no quiero dejar pasar una de las canciones de su disco Con un canto en los dientes, que tiene mucho de especial para mí y seguramente para todo el que se pare a escucharla, "Que haría yo sin ti" que la dedica en su disco a Marina Rossell, a Rogelio Botanz y a Violeta Parra, porque ¿Quién no tiene que darle gracias a la vida?...

Y para terminar, vuelvo a Corazón de mudanza con una última canción, que como el cantautor explica: "Puedo ser yo, puedes ser tú, pero seguramente será otro. A Libertad 8, es "Aplausos", y que a mí me gustaría dedicarle (con permiso del autor) a todos los amigos que he tenido la suerte de conocer y que se dedican a eso de hacer canciones:

Tuvo la suerte de encontrarse una guitarra en el salón,
y el misterioso don de darle vida a una canción,
el miedo de cantarla un día desapareció,
y a base de enfrentarse con el público aprendió.
Entonces llegaron las flores y regalos
lo bueno y lo malo que tienen los aplausos.
Tuvo y todo lo que tuvo lo ha dejado de tener,
pero a pesar de todo no dejó de componer,
anoche me contó que ha terminado una canción,
que nadie por desgracia escuchará y es la mejor..

Corazón de mudanza está publicado por EMI-ODEON S.A. en 1998. Todos los temas compuestos por Tontxu.

Canciones del disco:

Que fue aquello
Treinta y tantos
Temprana
Madrid-Barcelona
Corazón de mudanza
Mientes
Aplausos
Gila
Todos dicen te quiero
Copas en un bar

María Gracia Correa

viernes, 20 de junio de 2008

Rebeca Jiménez-Todo llegará


Una vez dijo el genial Víctor Alfaro que ésta era la bitácora de los cantautores perdidos (o algo así). Sin quitarle ni un ápice de razón –que la tiene- este comentario va a desmentir esa apreciación, espero, porque va a tratar de una de las novedades de este año 2008, de mayo, nada menos. Y es por culpa, o mejor, gracias a Víctor, que yo he descubierto hace bien poco a esta cantautora segoviana, afincada en Madrid.

 

Este es un disco de estreno de un carrera, confiemos que larga, como cantautora, de alguien que ya lleva tiempo tocando e incluso trabajando para músicos de diverso pelaje. Lo primero que llama la atención es la portada: un magnífico retrato en blanco y negro del perfil de Rebeca Jiménez que ya anuncia un fuerte carácter. Una melena lacia y algo salvaje; una mirada perdida, unos labios agridulces; una frente ancha e inteligente como para colmarla de besos paternales y una nariz con una vigorosa personalidad, solo comparable a la que tiene su sólida y rota voz, siempre cabalgando por encima de un porfiado piano que ella misma se ocupa de tocar.

 

Es curioso porque lo que más me gusta de ella, su hechizante y fascinante manera de cantar, parece una especie de evolución personal tras la escucha de intérpretes muy significadas que no enumeraré. Y lo comento, porque hace tiempo (en you tube se puede ver) Rebeca hizo una versión de “Chica de ayer” de Nacha pop, que no tiene nada que ver con lo que a día de hoy ofrece: sonido americano a raudales, algo de rock y soul de manual y mucha pasión y credibilidad en lo que cuenta y en lo que canta.

 

Pese a que con este disco creo que se inicia un más que prometedor discurso vital-musical, estoy convencido de que a Rebeca le queda todavía mucho camino que recorrer (especialmente como letrista) y muchas sorpresas musicales que regalarnos.

 

1. “No sé si lo hice bien” 

2. “Antes de marchar” 

3. “Te queda mi amor” 

4. “Despertarme contigo” 

5. “Tú o nadie” 

6. “Calada hasta los huesos” 

7. “Nada importa tanto” 

8. “Todo llegará” 

9. “Nefertiti blues” 

10. “Avión en picado” 

11. “Para volar” 

12. “Me emborraché de ti” 

13. “Acaba de empezar” 

 

Mi corazoncito se siente subyugado con canciones como “Te queda mi amor” que me recuerda a los Fleetwood Mac en su feraz etapa matrimonial; o con “Nefertiti blues” que tiene una atmósfera tan densa que se podría engullir a cucharazos cual papilla infantil (bravo por Rebeca y por el batería).

 

La eficaz y algo cruda producción corre a cargo de Carlos Raya, productor (y guitarrista) habitual de Quique González. Las tomas (¡bien!) en directo en gran parte; con entregados músicos acompañando, aunque, a veces, se echa de menos alguna que otra sorpresa en forma de instrumento,  o que en las baladas, por ejemplo, el guitarrista –que no es Carlos, creo, sino su hermano Mario- utilice algún efecto distinto del trémolo.

 

Y sí, ya sé que Rebeca cantó en “Kamikazes enamorados” el disco más desabrido y atribulado de Quique González, pero no se parece a él cantando como dicen por ahí, sino a Carlos Chaouen... o eso me parece a mi.


abuineitor

 

domingo, 1 de junio de 2008

Amancio Prada-Navegando la noche

Caballo blanco
Novia de leche
Rey de tu vientre
Mariposa
Tengo en el pecho una jaula
Otoño
Vieja dama
Semáforo
Almohada

Algunos cantautores pueden contar en su anecdotario personal que han conocido a fulanito o a menganito, o que han cantado cumpleaños feliz a zutanito; sin embargo, pocos pueden presumir de haber compartido escena con el mismísimo George Brassens (en 1973), padre de la canción de autor moderna. Bien, pues Amancio Prada pertenece a esos pocos privilegiados.

Este dato por sí solo ya nos da una idea de la calidad del personaje del que estamos hablando. Así lo han visto aquellos que han reconocido en su obra un gran talento y un perfeccionamiento sin igual, y le han otorgado, consecuentemente, meritorios premios y reconocimientos a lo largo de su ya lata carrera.

No obstante, como aquí de lo que se trata es de comentar discos, no vamos a enumerar sus merecimientos. Y por lo tanto, voy a comentar un disco con el que me he tropezado casi por casualidad hace escasamente una semana, aunque fue editado en 1988. Este disco tiene la peculiaridad de que no hinca sus puntales en textos de poetas clásicos como ya hiciera antaño Amancio con San Juan de la Cruz, Federico García Lorca o Rosalía de Castro; sino que nace como resultado de una feraz colaboración con el conocido escritor y columnista de diarios y revistas Manuel Vicent.

Según tengo entendido, las letras tienen su origen –precisamente- en columnas escritas y publicadas en un periódico con anterioridad, y son elaboradas por ambos, cantautor y escritor, para convertirlas en canciones. Lo que en principio puede parecer una tarea singular y un punto ímproba, pues sorprendentemente arroja como resultado unas canciones espléndidas, tinturadas de una melancólica poesía urbana que la meliflua y saudadosa, valga la palabra, voz de Amancio no hace sino acentuar. Y menciono esto porque la gran protagonista de la grabación es la ciudad, no importa en realidad cual, vista con los ojos de quien la conoce bien y la ama, así como ama a los distintos personajes, de muy diferente pelaje, que la habitan y le dan razón de ser en suma. Tema este, perfectamente amalgamado y trabado con una música siempre elegantísima y suavemente pop; ornada con dulces guitarras y suaves percusiones por encima de las cuales reina una voz contenida pero extraordinaria: la siempre prudente y tierna voz de Amancio.

Curiosamente el disco se llevó al directo por parte de los dos autores, escritor y cantautor, en la Universidad de Málaga, combinando la lectura de los textos originales con la interpretación de las canciones en que se convirtieron. Una propuesta muy particular, muy especial sin duda, y a la que lamento no poder haber asistido.

Esta vez no quiero comentar las canciones porque tras escuchar repetidas veces el disco (cd) he llegado a la conclusión de que es mucho mejor ir descubriendo las delicias musicales que oculta lo más libre de juicios o prejuicios posible, de la manera más inmaculada posible. Y vale. Que suene la música...

abuineitor