El testament d'Amèlia
La presó del Rei de França
El comte Arnau
La cançó del Lladre
L'estudiant de Vic
La Dama d'Aragó
El ball de la civada
Cançó de batre
El rossinyol
La presó de Lleida
Cuando te cansas de leer que el colectivo Els Setze Jutges despreciaba el folklore catalán como fórmula de expresión, debido a la utilización que el régimen hacía de él para demostrar la cohesión de España a través de sus diferencias, y te encuentras con este álbum, uno de los primeros de Serrat, te das cuenta que conviene revisar los conceptos. Cançons tradicionals es un álbum compuesto en su integridad por canciones tradicionales en lengua catalana, la mayoría de Cataluña, pero interpretadas sin ningún tipo de aditivo político, ni siquiera regionalista, a primera vista, como hizo Josep Maria Espinàs, uno de los fundadores e ideólogos de los Jutges, con la tonada de "El mariner" ("A la vora de la nit"). Por otro lado, no son interpretadas estas canciones al modo tradicional, sino que se les añade el acompañamiento normal que solía tener la música inicial de los cantautores de este colectivo, es decir, además de la guitarra de Joan Manuel, una pequeña orquesta dirigida por Salvador Gratacòs y con los arreglos de Antoni Ros-Marbà: 8 violines, 3 violas, 2 violoncelos, un contrabajo, 2 flautes, una flaute dulce, un clarinete bajo, oboé, cuerno inglés, fagot, 3 trompas, 2 trompetas, un trombón, una tuba, 2 fiscornos, tenora, tible, arpa, piano y percusión. El resultado es una música tranquila y agradable, a veces melancólica y otras alegre como contrapunto perfecto a la nostálgica voz de Serrat. El disco cuenta además, en su carpeta interior, con un resumen teórico de la canción tradicional catalana y notas a cada una de ellas escrito por Oriol Martorell. Cançons tradicionals se puede considerar un disco de folk, en cuanto que se trata de la re-interpretación del cancionero tradicional y popular catalán, y no una simple interpretación al estilo de la música de raíz que por entonces había comenzado Joaquín Díaz con el cancionero castellano. Por otra parte, tampoco se trató de realizar una reinvención musical total de estas canciones, sino de añadirles un acompañamiento más sinfónico. Encontramos en el disco canciones tradicionales y/ o populares catalanas de distintos tipos: romances históricos, canciones de trabajo, bailes campesinos, tonadas populares, con toda la sabiduría popular que esto conlleva.
Romances:-"El testament d'Amèlia" es un misterioso romance histórico que nos cuenta la historia de una joven princesa que enferma de amor porque su marido le es infiel con la madre de ella. Según Martorell, por una palabra que se dice en el texto, la desafortunada princesa podría ser Mahalta o Mafalda, nombre que correspondía a la mujer de Ramón Berenguer, Cap d'Estopa, y a la hija de Ramón Berenguer III.
-"La presó del rei de França" cuenta, por su parte, el histórico apresamiento de Francisco I, primo de Carlos I, tras su derrota al intentar la invasión de España cuando disputaba con Carlos V su derecho de sucesión al Imperio Alemán. Se trata de una reinterpretación de los sentimientos del rey francés y de su esfuerzo para liberarse enviando un mensaje a su esposa para pagar el rescate. Esta canción viene acompañada por un acompañamiento musical victorioso y marcial, propio de las marchas militares y de las marchas reales.
-"El comte Arnau", una canción cuya supuesta antigüedad quedó rebatida por la investigación, narra por su parte, con un excelente aire medieval trovadoresco, cómo el fantasma del conde Arnau, muerto en batalla, visita a su esposa y mantiene un diálogo con ella, pidiéndola dejar que se llevara a una de sus hijas para mitigar el sufrimiento del otro mundo, penas que se las ganó bien en vida y que tendrá que pasarlas en soledad, como le sermonea la condesa. Este tema fue tratado en poesía por gente tan importante como Joan Maragall y Josep Maria Sagarra.
-"La dama d'Aragó" es, tal vez, a mi parecer, una de las mejores canciones del disco, y, por extensión, una de las que mejor interpreta Serrat. La información que ofrece Martorell no desvela la identidad de tan misteriosa y bella señora, salvo por un verso que dice que es hija del rey de Francia y hermana del de Aragón. El texto es de una belleza incalculable, dotando a la descripción de la esbelta dama los caracteres propios del sol, e insistiendo en el amor que despertaba en todo aquel que la rodeaba, incluido su propio hermano.
Canciones populares y de trabajo tomadas de aquí y de allá de la amplia geografía de habla catalana, Serrat nos canta algunas de las canciones más populares de Cataluña, todas ellas bien conocidas por etnólogos, etnógrafos y musicólogos:
-"La cançó del lladre" (la canción del ladrón) es una historia narrada en primera persona sobre un ladrón desde su más tierna y holgazana infancia. El refrán "Adiós clavel morenito, adiós estrella del día" se nos revela sólo al final, cuando nos cuenta que ha sido condenado a muerte, y la canción adquiere el sentido de ser una confesión de arrepentimiento voluntario ante lo inminente.
-"L'estudiant de Vic" (el estudiante de Vic) es una de aquellas tantas canciones que abundan en la música popular de todo el mundo, dirigidas a adoctrinar a las hijas con su moraleja final. Nos cuenta de cómo una viuda queda enamorada de un estudiante, con la oposición del padre de ésta, y queda embarazada de él, pero éste huye. La moraleja final venía a decir: "Niñas que venís al mundo, no os fiéis de gente de libros"; parece ser, por las notas de Martorell, que el estudiante era un tipo social de la Edad Media, que se debatía entre el mundo clerical y el seglar.
-"El ball de la civada", el baile de la cebada, es una canción de trabajo que después se transformó en baile en las fiestas que celebraban el final del tiempo de la cosecha. Mucho más tarde se convirtió también en danza indispensable en los salones de la burguesía catalana, y llegó finalmente al siglo XX como una danza de juego infantil.
-"Cançó de batre", canción de carro, es una tonada popular de trabajo que se ha conservado con mayor pureza en Mallorca. Se canta a capella, con una extraordinaria técnica vocal, como en todas las canciones de este tipo, y así nos la canta Joan Manuel, desintrumentalizada y conservando los "¡arre!" (arri!) que se supone lanza el cochero a su mula mientras canta y conduce su carro.
-"El rossinyol", el ruiseñor, es la mejor canción de todo el disco, por su acompañamiento musical, por la cuidada interpretación vocal de Serrat y por lo delicioso de la letra. El tema, clásico donde los haya, es el de la muchacha mal casada y a la fuerza, que le da a un ruiseñor un mensaje para su madre, pues ha perdido el rebaño que su marido le hizo cuidar y con el que su padre la hizo casar a la fuerza. Es el típico tema de desesperación ante una situación insoportable.
-"La presó de Lleida", la prisión de Lérida, es la canción que cierra el disco. Con un acompañamiento fúnebre, nos cuenta de cómo la hija del barón se conmueve al oír la canción de los presos y pide su indulto al padre. La canción tenía otras variantes, siendo una de las más famosas "La presó de Napols". Si, tal vez, haya en el disco alguna canción con intención política, sin duda es ésta, en lo tocante a los presos políticos: se podría argumentar que no, porque la letra de la canción es así y no tiene ningún añadido; pero se podría argumentar también que sí, porque fue el propio Joan Manuel Serrat el que decidió cantar esta hermosa canción: no sería la primera, ni la última vez, en que un cantante en lugar de crear un texto de protesta cogiera para la misma finalidad un texto antiguo tradicional o popular, asegurándose de esta manera escapar, aunque fuera en cierta medida, a la censura y a la sospecha. Pero si tal vez Serrat no quiso darle ninguna intención política, sí se la dio Marina Rossell cuando tomó en 1970 esta canción y la cambió la letra, sustituyendo a la hija del barón por el carcelero (y cambiando así totalmente el sentido de la canción) y al barón por el gobernador.
En conclusión, si bien el disco, raro, podríamos decir, en comparación con toda la discografía de Serrat en general, no supone un grupo de canciones reivindicativas, ni una reinvención de la canción tradicional, sino una interpretación tal cual, pero sin caer en el purismo propio de un cantante de música de raíz, constituye un buen y gran trabajo, agradable y delicioso al oído.
Gustavo Sierra